Hola, mi nombre es Paula y les voy a contar que yo estudiaba francés en la universidad y cuando me contaron de este programa me pareció una idea genial para mejorar el idioma.
Yo estaba formalmente de novia y los asesores siempre recomiendan que sino estás dispuesta a dejar a tu pareja o hacer una pausa en la relación entonces no hagas este programa porque te va a resultar muy duro. A pesar de esto decidí viajar.
Siempre tuve el sueño de viajar a Francia. Gracias al programa Au Pair tuve la oportunidad de pasar 9 meses allí. Debo ser una de las pocas personas que se volvió antes.
Aunque el programa Au Pair admite estadías de 3, 6, 9 y 12 meses, en los hechos es muy difícil que una familia busque una Au Pair por menos de 12 meses. La razón es que no es bueno tener cambios tan recurrentes para los niños y porque es muy cansador buscar de nuevo a una persona seria, segura y que haga buena química con sus hijos cada 3, 6, o 9 meses.
Como dije más arriba, yo me volví antes. La primer semana es todo risas y alegrías, la familia se toma el tiempo para mostrarte el funcionamiento de la casa y luego a trabajar… y te dejan ahí con un par de diablitos que no conocés.
De repente me encontré sola en un país extraño, con gente que no era mi familia, tenía que hablar todo el día un idioma que apenas hablaba y tenía que enfrentarme todos los días al cuidado de los niños.
La verdad para mí fue bastante duro porque yo soy muy sensible, extrañaba mucho a mi novio, la familia y las amistades y no lograba adaptarme. Además los padres trabajaban todo el día y eso no permitía que compartiéramos mucho.
En muchas familias de Europa vas a notar que las personas te preguntan cuánto vas a comer o ponen muy poca comida en la mesa pensando que eso es suficiente. Eso lo hacen
tal vez por su historia cultural, no hace tanto tiempo pasaron por guerras horribles y tenían muy poco.
Yo estoy acostumbrada a comer un poco más abundante, y encima en la alacena no había mucho para comer así que me moría de hambre. También empecé a notar que los animalitos de la casa tenían pulgas y tenia de repente ronchas en todo el cuerpo.
Esto no ayudaba para mi adaptación y yo me sentía deprimida. Mis amigas le contaron a mi asesora de Argentina, quien enseguida se puso en contacto conmigo y me retó por no haberle contado esto antes.
Lamentablemente ella no podía hacer mucho porque mis razones para cambiarme no eran muy demostrables, era mi palabra contra la de la familia. Nunca le hice caso a todas las indicaciones que me dio para que me pudieran cambiar de familia y esto generaba que mi estrés incrementara y que no quisiera vivir más en Francia.
El tiempo fue pasando y fui acostumbrándome poco a poco a las cosas de la casa y a no extrañar mi familia, a mi novio, a mis cosas, a mi s amistades. Todas esas cosas pasaron a segundo plano cuando entendí que esta experiencia era, a pesar de las dificultades, lo mejor que me estaba pasando: estar en un país trabajando y estudiando su idioma, hacer nuevas amistades y hacer algunos viajes.
Todo esto hacia que valiera la pena extrañar un poco y no está mal hacerlo. Si bien la experiencia con la familia no fue la mejor de todas y tuve que superar obstáculos, conocí gente maravillosa de diferentes nacionalidades y visite más de 28 ciudades europeas.
Yo recomiendo hacer este tipo de experiencia por todas las ventajas que te ofrece y por cómo te hace crecer personalmente.
No me arrepiento de haber realizado esta experiencia, sin dudas la volvería hacer.
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