Hace ya varios años volví a la Argentina después de un año como Au Pair en Alemania.
En noviembre de 2013 me fui junto a mi amiga Carolina para aprender alemán, la cultura de este país y además cuidar niños. La idea era cambiar de aires. Estábamos
estudiando profesorado de inglés en la Universidad de Córdoba, escuchamos sobre esta loca idea de ser Au Pairs y nos embarcamos en la aventura.
Después de un par de meses de preparar documentación, búsqueda de la familia y trámite de visa, las dos salimos para Alemania en distintos días y aviones desde Córdoba.
Ese año que viví fue uno de los mejores de mi vida. Tuve la posibilidad de conocer un mundo totalmente diferente para mí.
Al principio fue un poco difícil, ya que no es fácil empezar a convivir con una nueva familia en un país totalmente diferente, con culturas y costumbres distintas. Y además
teniendo en cuenta que mi experiencia laboral con niños no era grande y el nivel de idioma alemán que llevaba conmigo era prácticamente nulo.
Me tocó vivir en una linda ciudad muy cerca del lago Constanza, famoso lago que abastece de energía eléctrica a Alemania y a Suiza. Además es un popular lugar de veraneo. Todos los pueblitos que rodean al lago son bonitos. El paseo es inimaginable pero uno de los más conocidos para visitar es Meersburg.
Es muy turístico (tanto que está abierto los domingos). Desde ahí podes tomar un ferry, a pie, con auto, moto o bicicleta a la ciudad de Constanza.
La vida en Alemania puede resultar un tanto difícil al principio porque tienen una cultura diferente a la nuestra. Son un poco más fríos y sus costumbres también son distintas. A mí, a comparación de mi amiga Caro, me había tocado una familia un poco más copada. Eran más relajados, había más comunicación entre ellos.
Además tenían solo dos niños en lugar de tres como en casa de mi amiga. La desventaja era que el más pequeño era un bebé. Por suerte la mamá trabajaba desde la casa, así que mientras uno estaba en la escuela el otro estaba conmigo pero si la cosa se tornaba difícil ahí estaba la mamá anfitriona para salvarme.
Tener una familia copada ayuda mucho a la transición y adaptación pero otra cosa que es muy importante es tener una asesora en la agencia que contrataste que te hable, te cuente como son las cosas, como tenés que ver las cosas para que puedas hacer clic.
Las palabras y los consejos al principio parecían vacíos, hasta que sentí un clic en mi cabeza, en mi actitud y forma de ver las cosas. Me dije: ¡basta! Y empecé a comprender la manera en la que los alemanes y mi familia en particular viven, y desde ese entonces la relación cambió totalmente, y para bien por supuesto. Se dio un lugar de confianza y de comodidad.
Yo encajaba perfectamente en la familia, los nenes crecían como así también yo lo hacía. A medida que los meses pasaban iba experimentando cosas nuevas con la familia y
experiencias increíbles que atesorare por siempre.
Vivir con la familia, cuidar a los niños y ayudar en las tareas básicas de la casa no era lo único que tenía que hacer. Además tenía que tomar clases de alemán y conocer lugares increíbles.
Con el dinero es difícil organizarse porque la verdad es que cuando queremos hacer todo no nos alcanza para nada. Nos dan 300 euros para transporte, salidas, cursos y compras. Normalmente pensamos que es muy poco, pero nos estamos olvidando de que tenemos cubiertos los gastos de casa, comida y el seguro médico. Si haces la suma normalmente ganas entre 1000 y 1300 euros dependiendo en que ciudad estés viviendo.
Si vivís en una ciudad pequeña, el costo del alquiler será menor que en el de una ciudad grande. Claro lo que pasa que gran parte de ese dinero nunca te das cuenta que esta, ¡pero estar está!
Además parte de este intercambio es aprender adaptarnos con ese monto y a economizar.
Con ese dinero me he pagado cursos de alemán, transporte y viajes. Claramente el dinero no alcanza para todo pero por suerte para nosotros hoy hay medios increíblemente baratos o gratis para viajar y eso nos ayudaba mucho a Caro y a mí. Dormíamos en casa de alguien que encontrábamos en couchsurfing. Nos llevábamos la viandita de la casa de la familia y ya solo nos quedaba gastar en el pasaje.
Las aventuras que hemos tenido con Caro fueron increíbles. Viajamos por toda Europa, hicimos nuevos amigos, construimos recuerdos, tuvimos una experiencia laboral internacional por un año, llegamos con nivel A1 de alemán y volvimos con B1. Y por supuesto nuestro inglés hablado ya era 100%.
Además de todo esto he aprendido de mi misma, de nuevas culturas, de “mis” niños.
Realmente me siento realizada y no podría haber elegido una mejor experiencia.
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